7.45 AM en el estacionamiento del colegio y el 20% de los automóviles están mal ubicados. 12 PM y el escenario no ha variado ni un poco. 16 PM y el asunto empeora. ¿Qué hace que un apoderado no solidarice con el resto de sus pares y ‘arroje’ su vehículo ocupando 2 y hasta 3 estacionamientos? ¿Qué pasa con la cultura cívica en los padres del Saint George? Hoy iniciamos una campaña y te invitamos a ser parte. Eduquemos el respeto con el ejemplo.
“Llegué a las 15.30 horas y me estacioné a esperar la campana de la salida de mi hijo. Mientras escuchaba música dentro de mi auto, a mi lado llegó una señora que al estacionar su camioneta se ubicó sin ninguna vergüenza, al medio de dos estacionamientos. Bajé la ventana y le dije: ‘señora, se estacionó mal. Está usando dos puestos’. Me miró, me increpó, se bajó del auto y se fue. Ella y yo pertenecemos al mismo colegio, pero a ella no le importa”, nos cuenta Patricia molesta con la situación. Como a ella, muchos de nosotros hemos vivido situaciones similares o al menos hemos sentido la impotencia de cómo al llegar a buscar a nuestros hijos no encontramos estacionamiento porque una parte importante de los integrantes del grupo de apoderados del colegio se olvidan del respeto por el otro y de la necesaria cultura cívica.
¿Cómo se educa la cultura cívica?
La cultura cívica es un sistema de valores, actitudes, conocimientos y habilidades que llevan a las personas a involucrarse de manera activa, informada y corresponsable en la construcción del bienestar colectivo desde el nivel más básico hasta el de alcance nacional e internacional.
Y busca promover acciones que propicien la interiorización y el cumplimiento de las reglas de convivencia, fortalezcan el sentido de pertenencia a la sociedad y generen un mayor aprecio por el patrimonio colectivo. De aquí que el escenario de acción es el espacio público, buscando mejorar las interacciones entre desconocidos, y armonizar los intereses individuales con metas colectivas.
La socióloga Cecilia Dooner explica que “por tratarse de un complejo sistema de valores y actitudes, debe estar profundamente enraizado en el individuo para que éste muestre acciones cívicas consistentes, ya que además los principios de la cultura cívica tensionan con las pulsiones individualistas de la persona”.
Es importante, por tanto, entender que el primer y principal ente de socialización del individuo es la familia, por lo tanto, es ahí donde se inicia y continúa por muchos años la educación en materia cívica. Dado que se trata del ente que socializa en la infancia más temprana, son estos los aprendizajes que con mayor profundidad se fijan en la personalidad.
El segundo ente de socialización es el colegio, lugar donde los individuos reciben de manera sistemática los contenidos que la sociedad ha estimado pertinente enseñar, pero sobre todo el espacio donde se desenvuelven entre pares, se comparan y reafirman su personalidad. En la escuela se confirman los valores cívicos inculcados en la familia, o bien se debilitan si es que la visión o proyecto escolar no está alineado con la cultura familiar. Es crítico, entonces, que la opción parental por la escuela sea razonablemente consistente con la cultura familiar.
Tanto en la familia como en el colegio, es esencial que la cultura cívica esté presente en el discurso y en las acciones, subraya la socióloga Cecilia Dooner. “En el ambiente familiar, el individuo debe ver el resultado de las palabras llevadas al ejemplo, especialmente el ejemplo parental, ya que los padres son el principal punto de referencia. Ello es especialmente relevante tratándose de cultura cívica pues el individuo está aprendiendo sobre lo público desde lo privado”.
En este aprendizaje juega un rol central la sanción social que recae sobre el individuo, sanción que opera como un desincentivo a las actitudes que atenten contra la vida cívica –principio de mutua regulación-. Sin embargo, cuando ya se ha formado una real cultura cívica la sanción social no es necesaria, pues el sujeto actuará orientado por principios cívicos a partir de convicciones propias –principio de autorregulación.
Mal estacionar acusa ausencia de cultura cívica
“Estacionar ocupando más de un espacio es un caso típicamente de falta de cultura cívica, la cual tiene mucho que ver con la capacidad de conocer y respetar los límites de lo propio y de lo ajeno. En efecto, el conductor lo que hace es anteponer el interés individual al orden colectivo”, advierte Dooner, añadiendo, “diría que no se relaciona tanto con la empatía ya que un individuo con una fuerte cultura cívica no necesita empatizar o ponerse en el lugar del otro, porque conoce los límites y los respeta, y lo hace por convicción.”.
Las razones que pueden llevar a que alguien realice acciones contrarias a la civilidad pueden ser múltiples. Algunas radican en rasgos de personalidad como el narcisismo, que es en términos simples el amor exacerbado a uno mismo. Son personalidades donde las acciones se mueven por el ego y tienden a orientarse por impulsos individualistas.
Otras explicaciones a un actuar poco cívico se originan en la falta de formación cívica. Ya sea que los principios de civilidad no formaban parte de la cultura familiar, o bien que no fueron transmitidos en la escuela, los entes de socialización primarios del individuo pueden haber no funcionado para efectos de desarrollar una cultura cívica.
Es un hecho que existen personas narcisistas o con características psicológicas que no favorecen el respeto por lo colectivo o lo público. También es razonable suponer que no en todas las familias se da importancia a la civilidad. Pero sobre todo es claro que si todos los miembros de una sociedad o comunidad actuaran siempre guiados por sus propios intereses, no hay sistema que resista convivencia tan caótica y fraccionaria.
Es por eso que es conveniente intencionar, desde lo público, el desarrollo de una sólida cultura cívica que promueva las actitudes orientadas al bien común, contribuyendo así a mantener una adecuada convivencia.
Nuestra invitación, entonces, es a hacer un cambio radical en nuestro actuar. A pensar en el otro. A no pasar a llevar los derechos del otro. A RESPETAR.
Estaciónate en 1×1. Respeta el ceda al paso. Disminuye la velocidad dentro del recinto. No tapes estacionamientos desocupados con la detención de tu auto (aunque sea por unos minutos). No te estaciones en los puestos de embarazadas ni minusválidos a menos que realmente lo estés. Da la pasada cuando tengamos congestión. No te estaciones en doble fila. Y así estén todos los estacionamientos desocupados, ¡tú estaciónate bien y usa uno sólo!
Por favor.